Daniel Künzi llegó al Marfici como uno de los invitados internacionales que cargan una experiencia cinematográfica que recibíamos de manera inédita. Su serie de documentales históricos daría una nueva mirada, no solamente sobre la forma de componer la historia de su nación, sino sobre el rótulo de la aparentemente indiscutible neutralidad suiza.N&P— Al presentarte en el festival dijiste que Suiza era un país sobrevaluado. ¿Por qué razón?
DK— Lo es desde el punto de vista democrático social; da la impresión de una un lugar donde no hay conflictos, hay beneficios sociales, con un gobierno de gran corazón que ayuda a los pobres…
N&P— … Has dicho que se trata de un país con menos del 1% de desocupación.
DK— Tenemos el arte de exportar la desocupación. Si perdés el trabajo te quitan el permiso, y te tenés que ir. La tercera parte de la fortuna privada mundial está en los cofres del banco suizo. La concentración de millonarios en Suiza es enorme. Si no querés pagar impuestos en cualquier sitio, ponés tu dinero en Suiza y no pagás nada. No importa si sos ruso, un sheik de Arabia o un dictador de África.
N&P— ¿Cómo llegaste a encontrarte con la historia de los aviadores de la Guerra Civil Española?
DK— Esa es la tercera parte de una tetralogía dedicada a los suizos que lucharon contra los nazis. Comencé con “Un suizo aparte”, sobre un muchacho de mi cantón de origen, que a los veinte años era presidente de la agrupación de los estudiantes y escribía poesía.
Un día hubo elecciones en su cantón y debían elegir el representante al consejo. El ya era oficial del ejército suizo, y dijo que debía votar al socialismo. Le enviaron una carta preguntándole a ver si él sería capaz de tirar contra el candidato socialista si un superior se lo mandaba. Fue excluido del puesto de mando y en esa época eso significaba ser excluido de la sociedad suiza. Por eso se exilió en Egipto, y desde allí luchó junto el ejército del general De Gaulle. Fue incluso condecorado.
Es el único oficial suizo muerto por los nazis durante la guerra. Cuando la embajada suiza supo que había un suizo en el ejército rebelde de De Gaulle, comenzaron a armar un juicio contra él porque una ley del código militar prohíbe participar de un ejército extranjero sin autorización. Podés participar del ejército del Papa, que defiende lo más reaccionario de todos los tiempos, pero no de un ejército progresista republicano.
Héroes o rebeldes
N&P— ¿Cuál es la segunda parte de esta tetralogía?
DK— Es mi documental más exitoso en los festivales del mundo: en Francia, en Estados Unidos, en Rusia. “Des suisses à l’aventure” cuenta de la centena de suizos que fueron a la Legión Extranjera francesa, y después con De Gaulle. Gente muy humilde, huérfanos, porque en la época había alquiler de niños a un patrón, como hoy en el tercer mundo.
Yo encontré unos que a los 18 años se liberaron y se fueron allá: unos pelearon las batallas de la Segunda Guerra, hasta el desembarco de Normandía. Fueron heridos y murieron, y no hay ningún historiador que haya investigado sobre ellos. Es una página negra que no existe en la historia de mi país, pero yo encontré una decena.
La película no es exactamente un documental, porque lo hice con un guionista. Aunque la base son los testimonios, esta película está llena de ironía, porque comienza con el juicio a un coronel que lee los artículos del código militar que prohíben integrar un cuerpo extranjero. Vemos a este actor al principio y al final del film, cuando se da el veredicto, porque cuando los nazis estaban en el cénit de su poder, los combatientes fueron condenados por el gobierno suizo a años de cárcel. Hasta hoy no están amnistiados, y el gobierno los considera delincuentes. Cuando cuento en EEUU -donde quienes estuvieron en Normandía son héroes- que los que compartieron la misma causa en Suiza son delincuentes, me creen un extraterrestre.
N&P— La tercera es sobre los suizos que llevaron la solidaridad suiza a la República española.
DK— Sí, es “La solidaridad”, una enorme solidaridad que nunca más conocimos en Suiza la que se brindó al ejército republicano cuando Franco dio el golpe de 1936. Al principio de la guerra hubo un decreto del gobierno suizo que prohibía llevar ayuda al gobierno oficial, pero igual se intentaba recolectar dinero, ropa, y hasta sangre: hubo una persona que la llevaba en un coche hasta España. Era desde unos cantones medio autorizados, porque el gobierno entonces cerraba los ojos.
Los anarquistas abrieron una cuenta en el correo para que la gente enviara dinero para ayudar a los compañeros que combatieron en España. Uno de los personajes se fue con una pequeña cámara para mostrarle a su sociedad lo que estaba pasando allá, sobre todo con los niños. Todos fueron condenados, porque otro artículo decía que, aunque no fueran soldados suizos, no podían participar de una fuerza extranjera porque eso bajaba el poder defensivo de Suiza. Recién en 2009 hubo amnistías para estos combatientes, y tenían pruebas en su contra porque habían abierto las cartas que cada brigadista enviaba a sus padres.
Condenados a silencio
N&P— ¿Cómo se recibió esta película en Suiza?
DK— En principio mal, porque estas dos últimas películas fueron censuradas por la Televisión Suiza, porque justamente en ese momento estaba la polémica por el oro de los judíos en los bancos: hablamos del dinero que los suizos habían puesto en los bancos suizos, pero que no les devolvieron a los descendientes porque Auschwitz no daba certificados de defunción. Es decir que mi película llegó en mal momento, y el director de la televisión dijo que mi documental no se podía exhibir, porque no era ni neutral ni objetivo. Le contesté que un artista no puede ser ni neutral ni objetivo, ningún artista. Un artista dice lo que quiere. Yo hago mis documentales con la supervisión de un profesor de la universidad que verifica.
Se había hecho un documental sobre el tema de los bancos: sabemos que ni Franco ni Mussolini querían dinero alemán, por eso los bancos suizos cumplieron un papel decisivo en el avance nazi. También estaba allí el tema de los dientes de oro de los judíos que se fundían, y luego en banco suizo sellaban los lingotes para volverlos legales.
El tribunal federal finalmente prohibió ese documental, no solamente en Suiza sino que además prohibieron venderla a otra televisión. Sucede que en mi país no hubo cambios de gobierno después de que terminó la Segunda Guerra, por eso los funcionarios dieron la orden a los historiadores para escribir la historia que querían. Sesenta años después se saca a la luz, y los representantes de la derecha hasta se enfrentaron con la BBC para que no hablara del tema del oro. Pero hasta el festival de documentales está subvencionado por la Unión de Bancos Suizos, para así supervisar qué es lo que se dice y lo que no.
Documentalista
Daniel Künzi es un director de cine suizo que ha trabajado por registrar la lucha de voluntarios suizos en las guerras europeas, tanto en la guerra civil española, como en la Segunda Guerra Mundial. Sus películas recuerdan el esfuerzo de miles de voluntarios que fueron en general olvidados o aun condenados por su entrega, que él ha considerado heroico y justiciero.
Nació en La-Chaux-de-Fonds, cantón de Neuchâtel, en 1958. Realizó estudios de electrónica y técnica de sonido. Comenzó su carrera profesional trabajando en la Radio Suisse Romande (RSR), la radio pública de expresión francesa.
Hace pública su pasión por la música de J. S. Bach, y por diversos intérpretes de música clásica. Fue concejal de la ciudad de Ginebra durante cuatro años por el partido Solidarité , un período que define irónicamente como "una larga enfermedad". Su filmografía se resume así:'Ignace Reiss, vida y muerte de un revolucionario' (1995).'Yvonne Bovard, deportada a Siberia' (1998).'Un suizo aparte, George-Henri Pointet' (2000).'Porto Alegre, juntos el sueño se hace realidad' (2000).'Suiza y la Guerra de España' (2002).'Después del Gulag' (2004).'Misiones con Tito' (2006).'Era mi sueño' (2008).'Anarquismo: modo de empleo' (2008).
Por Adriana Derosa, Noticias y Protagonistas - Mar del Plata, Buenos Aires,Argentina