Los representantes de varios países miembros del Convenio de Basilea, firmado en 1989 para controlar el traslado de desechos peligrosos, presentaron un nuevo programa con el objetivo de mejorar el tratamiento de estos residuos.
Con ocasión del 20 aniversario de este tratado, los responsables de Medio Ambiente de Suiza, país anfitrión, Colombia, Indonesia y Kenia, impulsaron en Basilea la nueva iniciativa en momentos en que el comercio de desechos peligrosos sigue en aumento.
Según un informe del secretariado del Convenio de Basilea, en 2006 un total de 101 países exportaron más de 11 millones de metros cúbicos de desechos peligrosos, con destino a otros 51 estados.
Ello supuso un aumento frente a los 9,7 millones de toneladas de desechos exportadas en 2004 por 63 naciones hacia 35 países. Otra cantidad adicional, cuyo volumen se desconoce, fue exportada, y lo sigue siendo, de manera ilegal.
El ministro suizo de Medio Ambiente, Moritz Leuenberger, presentó el programa suizo de ayuda a países en desarrollo para crear sistemas eficientes de reciclaje para la basura electrónica que evite escapes de sustancias tóxicas, como mercurio o dioxinas.
Colombia, que será sede de la décima conferencia de las partes de la Convención, en octubre de 2011 en Cartagena, estuvo representada hoy por la viceministra de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, Claudia Mora.
La ministra presentó la iniciativa colombiana "Programa de ordenadores para fines educativos", adoptado en 2000 y que se basa en minimizar la brecha digital y dar acceso a las tecnologías a instituciones reciclando ordenadores usados donados por empresas privadas y organismos gubernamentales.
El programa parte de la base de que los desechos electrónicos (ordenadores, teléfonos móviles, impresoras, escáneres y otros equipos) están creciendo más rápidamente que cualquier otro tipo de basura.
En Latinoamérica, ha habido un incremento del 371 por ciento en el empleo de Internet entre el 2000 y el 2005, lo que ha contribuido al hecho de que se vendieran unos 14,7 millones de ordenadores, una cifra que aumentó a 17,7 millones en 2008.
La basura generada por todos estos equipos causa graves daños a la salud humana y al medioambiente cuando no es manejada de forma controlada.
Indonesia, que acogió en 2008 en Bali la novena conferencia de las Partes, presentó el programa PROPER, un sistema de calificación de las empresas que controla el cumplimiento por éstas de las normas medioambientales en la gestión de desechos.
Con 85 compañías en 2002, la cifra se incrementó a 627 en 2008 y se espera que aumente a 2.000 en el futuro cercano.
La iniciativa emplea colores para calificar a las empresas: desde el negro, para aquellas que recurren abiertamente al vertido de residuos tóxicos, hasta el verde para las más ecológicas, pasando por una gradación de cumplimiento.
El Convenio, adoptado en 1989 y que entró en vigor en 1992, ha sido ratificado por 172 Estados y surgió como una respuesta a un fenómeno conocido también como el "colonialismo tóxico", es decir, la exportación a países en desarrollo de los residuos tóxicos indeseados por los países ricos.
De acuerdo con el Convenio de Basilea, sólo los envíos entre países que hayan consentido son legales, mientras que todos los traslados realizados de otro modo son considerados ilegales.
Pero el tráfico ilegal de desechos peligrosos sigue siendo una realidad, lo que queda dramáticamente ilustrado con incidentes como el vertido de residuos peligrosos en Costa de Marfil en 2006, o los numerosos casos de exportación ilegal de estos desechos a países de África y Asia.
Terra/EFE