El defensa de origen chileno Ricardo Rodríguez es uno de los trece jugadores suizos descendientes de inmigrantes o con raíces en otros puntos del planeta que se proclamaron campeones mundiales de fútbol sub-17, junto a sus compañeros, al ganar 1-0 a Nigeria este domingo.
El sorprendente triunfo del combinado helvético en el torneo avala la apuesta del pequeño país europeo por la integración y por una fórmula multicultural en sus escuelas de formación para mejorar en los próximos años el nivel de su selección absoluta.
Entre ellos se encuentran hombres destacados del equipo, como la dupla atacante que forman el suizo-bosnio Haris Seferovic, autor del tanto en la final, y el delantero de origen tunecino Nassim Ben Khalifa, que firmó cuatro tantos y se llevó el Balón de Plata, como segundo mejor jugador del torneo.
El resto de la lista la completan Patjim Kasami y Granit Xhaka (Albania), André Gonçalves (Portugal), Robin Wecchi (Italia), Joel Kiassumbua (Congo), Sead Hajrovic (Bosnia), Kofi Nimeley (Ghana), Igor Mijatovic (Serbia) y Maik Nakic (Croacia).
Rodríguez, promesa del Zúrich, disputó los noventa minutos de la final contra los nigerianos, con una gran actuación en la contención de los peligrosos delanteros locales, entre los cuales se encontraba Sani Emmanuel, elegido Balón de Oro en una votación de periodistas.
Ya en la primera fase, el 'chileno' de los nuevos monarcas mundiales logró el cuarto gol ante Japón (4-3), demostrando instinto 'matador' en el área al aprovechar un rechace tras un córner y repitió ante Alemania en octavos, abriendo el marcador para los suyos con un remate, de nuevo tras un córner.
En las semifinales, fue uno de los encargados de liquidar las esperanzas colombianas (4-0), aprovechando un rebote en el área del arquero Cristian Bonilla para poner la guinda a la goleada de los suyos.
Terra/AFP
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