La ministra de Justicia, Eveline Widmer-Schlumpf, reconoció hoy que esa presión "es muy grande", en declaraciones que brindó a la prensa.
Los vuelos de repatriación desde Suiza están interrumpidos desde mediados de marzo a raíz de la muerte de un inmigrante nigeriano en el aeropuerto de Zúrich en circunstancias en que era conducido a la fuerza para que embarcase en una nave para su expulsión del país.
Ese incidente levantó polémica, principalmente entre las organizaciones de derechos humanos que reclamaron la suspensión de esos vuelos mientras duren las investigaciones, lo que fue concedido por las autoridades.
Sin embargo, la ministra Widmer-Schlumpf señaló hoy que los cantones -bajo cuya custodia están los inmigrantes irregulares detenidos- enfrentan el problema de la falta de lugar para que éstos permanezcan mientras se cumple con la orden de expulsión en su contra.
El caso se ha tornado más inquietante desde que un juzgado de paz del cantón de Vaud dispuso hace un mes la liberación de siete personas que debían ser expulsadas, bajo el argumento de que no existían las posibilidades materiales para su repatriación.
"Naturalmente, no podemos dejar que esas personas simplemente se vayan y desaparezcan", dijo la ministra, sin precisar cuándo se reanudarán los vuelos especiales.
El inmigrante nigeriano cuya muerte provocó esta situación había sido denunciado por tráfico de drogas y había empezado una huelga de hambre tres días antes de su deceso con el fin de evitar su expulsión de Suiza.
EFE
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