jueves, 10 de junio de 2010

Grupo H: Suiza, cerca del salto

26 de junio de 2006. Estadio de Colonia. Once y media de la noche. Suiza se dispone a dar el mayor salto dado en una Copa del Mundo desde que en 1950 acabara en la sexta posición final, en aquel campeonato de extraño procedimiento clasificatorio de Brasil.

La fase previa ha sido un lujo. Primera posición en un grupo con Francia, Togo y Corea del Sur. Ni una sola derrota y ni un solo gol encajado en los tres encuentros. Los octavos de final han deparado, no como en el 94, un cruce asequible. Enfrente, la Ucrania de Andreiy Shevchenko, un equipo que había ofrecido más sombras que luces en la primera fase. Pasar de ronda, llegar a cuartos, era un empresa viable.

El partido había sido muy igualado, ligeramente decantado del lado suizo. Sin goles. Con el final de la prórroga, cumplidos los 120 minutos, el tremendo esfuerzo físico de ambos equipos presagiaban una tanda de penalties angustiosa. Marco Streller, Tranquillo Barnetta y Ricardo Cabanas marraban los tres primeros lanzamientos de los alpinos, dando a Ucrania el pase a cuartos de final y tirando por tierra en tres minutos el excepcional trabajo de varios años, reflejado en la ronda previa, de los de Köbi Khun. Merecieron mejor suerte.

El hecho de ser uno de los países organizadores de la Eurocopa del 2008 nos permitió constatar que Suiza había conseguido dar por fin forma a un equipo ilusionante. Sólo un gol de Arda Turan, en el minuto 92 del Suiza-Turquía, apeó a los suizos de los cuartos de final del que era ’su’ torneo. Habían sucumbido en un grupo muy áspero, pero la imagen ofrecida había sido esperanzadora.

La nueva generación de futbolistas suizos comenzaba a llegar a la selección absoluta. Era la de los hijos de la inmigración (turca, sudamericana, albanesa), que tantos éxitos estaba ofreciendo ya en las categorías inferiores. Lo que muchos preveían, ya hace algunos años, que ocurriría en España, comenzaba a darse en Suiza. La amalgama social establecida desde hace ya algunos años en la Confederación suiza tenía su reflejo en la selección nacional de fútbol. Con todo lo positivo que eso implica.

A nadie se le escapa ya, en los días previos al arranque de la Copa Mundial de Sudáfrica, que Suiza es uno de los países que más han crecido, futbolísticamente hablando, en la última década.

La irrupción de jóvenes figuras, que triunfan ya incluso en ligas de gran entidad, ha supuesto, sin lugar a dudas, una nueva perspectiva en el fútbol suizo. Los helvéticos ya no son aquella inocentona selección que sorprendió colándose en el Mundial del 94 (y a la que España arolló en octavos de final) gracias a Ciriaco Sforza y Stéphane Chapuisat. Su imagen es bien distinta.

La columna vertebral del equipo que acude a la cita sudafricana está formada por jugadores contrastados en equipos fuertes de ligas importantes. El meta Diego Benaglio es indiscutible en el Wolfsburgo (campeón de la Bundesliga la pasada temporada), el lateral Stephan Lichsteiner ocupa con solvencia el carril diestro de la Lazio, el veterano central Stéphane Grichting es una leyenda en el Auxerre, Tranquillo Barnetta y Eren Derdiyok son dos puntales en el Bayer Leverkusen… Y eso, esa experiencia acumulada en grandes campeonatos, esas ‘horas de vuelo’ junto (o frente) a algunos de los mejores futbolistas del mundo, han otorgado a la selección suiza un plus del que antes no gozaba.

Además, la experiencia internacional de los suizos no se limita a lo que se ve sobre el césped. Ottmar Hitzfeld, el inquilino del banquillo helvético, atesora experiencia y trazos en su pizarra para dar y tomar. Tomó el mando de la selección nacional suiza tras la Eurocopa y su primer objetivo, meter al equipo en el Mundial sudafricano, es ya un hecho.

Lo mejor: Siguen con su plan de crecimiento puesto en marcha hace ya cuatro años. Poco a poco se van incorporando los jóvenes al plantel, y muchos de los que en el 2006 tenían presencia testimonial en los onces, son hoy futbolistas destacados en ligas de primer nivel. La fuerza en el centro del campo del mediocentro del Udinese Gökhan Inler.

Lo peor: Alexander Frei parece haberse estancado. Su acompañante en la delantera, Blaise Nkufo, mira ya hacia un retiro dorado en la MLS. Y son los habituales puntas titulares.
Jugador más importante: Tranquillo Barnetta. Es el futbolista con mayor proyección internacional (figura destacada en el Leverkusen) de todo el plantel suizo. Acostado en la banda derecha del ataque, suele ser el motor ofensivo del equipo. Y todo con sólo 24 años.

Jugador(es) a seguir: Eren Derdiyok (12 goles esta temporada en la Bundesliga), el ya mencionado Gökhan Inler y Gelson Fernandes, otro mediocentro de potencia que no pudo triunfar en la Premier League.

Pronóstico DDF: Los suizos deben ser conscientes de que su éxito particular radicará en lograr arrebatar la segunda plaza del Grupo H a Chile. Todo lo que venga a partir de ahí, será un pequeño paso más en el crecimiento que está experimentando el fútbol del país alpino. Un crecimiento que aún no ha alcanzado su techo, y que se espera que siga ofreciendo momentos para el recuerdo en los próximos grandes torneos de selecciones nacionales.

Los 30 preseleccionados:
Diego Benaglio (Wolfsburgo)
Johnny Leoni (FC Zürich)
Marco Wölfli (Young Boys)
François Affolter (Young Boys)
Stéphane Grichting (Auxerre)
Stephan Lichsteiner (Lazio)
Ludovic Magnin (FC Zürich)
Alain Nef (Triestina)
Steve von Bergen (Hertha Berlin)
Reto Ziegler (Sampdoria)
Philippe Senderos (Everton)
Christoph Spycher (Young Boys)
Mario Eggiman (Hannover 96)
Tranquillo Barnetta (Bayer Leverkusen)
Gökhan Inler (Udinese)
Gelson Fernandes (Saint Etienne)
Valon Behrami (West Ham United)
Benjamin Huggel (FC Basel)
Fabian Lustenberger (Hertha Berlin)
Marco Padalino (Sampdoria)
Pirmin Schwegler (Eintracht Frankfurt)
Xherdan Shaqiri (FC Basel)
Valentin Stocker (FC Basel)
Blaise Nkufo (FC Twente)
Nassim Ben Khalifa (Grasshopper – Wolfsburgo)
Alexander Frei (FC Basel)
Eren Derdiyok (Bayer Leverkusen)
Hakan Yakin (Udinese)Albert Bunjaku (FC Nuremberg)
diariosdefutbol.com

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